Estábamos sentados en frente del fuego del living. El Tortugo estaba leyendo su ‘buena literatura’ otra vez, y yo estaba escribiendo poemas... Bueno, estaba escribiendo. Luego de un rato levanté la mirada y dije:
“Ahem... Ésta es mi más reciente creación...
...¿Y bien? ¿Qué te parece?”
El Tortugo dejó reverentemente su libro encuadernado en cuero sobre su regazo y me miró a través de la sala.
Luego levantó su libro otra vez. “Ésto fué escrito más de ciento cincuenta años atrás,” dijo. “Tenlo en cuenta.”
Respiró hondo y leyó en voz alta: [1]
Me senté en silencio y lo tuve en cuenta.
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